domingo, 22 de febrero de 2015

Se arrojó al vacio

  

Gilles Deleuze se suicidó en noviembre de 1995 en París, decidió despedirse de este mundo y de su grave insuficiencia respiratoria, arrojándose al vació desde la ventana de su apartamento en la avenida de Niel, tenia setenta años. Leo ahora, veinte años después, un obituario, es más que posible que no sea la palabra precisa, solo por lo feo que suena ya no lo es, de Fernando Broncano, catedrático de la Carlos III, que  hace disfrutar con cada palabra, tan diferente de tantas reseñas periodísticas vacias. Escribe Broncano:
"Qué incorrecta y sin embargo correcta expresión «arrojarse al vacío» pues el cuerpo se arroja a un espacio químicamente lleno mientras que el alma se arroja a un espacio absolutamente exento. Gilles Deleuze sufría de insuficiencia respiratoria, la enfermedad de los fumadores compulsivos, que va cegando lentamente la vida: el corazón no recibe suficiente oxígeno y trata de obtenerlo haciendo que el cuerpo intente inspirar con más fuerza y velocidad, pero este esfuerzo se traduce en una mayor insuficiencia respiratoria y los segundos se convierten en agonía interminable, pues dura años hasta que el corazón se cansa. Corazón contra pulmones, ambos contra una mente desesperada. Impulso de vivir hasta que el corazón se cansa. O, como le ocurrió a Deleuze, hasta que se cansa el alma."

Llego hasta Delauze a lomos de la ignorancia que me permite que mi capacidad para descubrir nuevos caminos sea imperecedera, arribo con las manos vacías y me quedo sorprendido leyendo frases como esta:

"Es sencillo buscar correspondencias entre tipos de sociedad y tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes, sino porque expresan las formaciones sociales que las han originado y que las utilizan. Las antiguas sociedades de soberanía operaban con máquinas simples, palancas, poleas, relojes; las sociedades disciplinarias posteriores se equiparon con máquinas energéticas, con el riesgo pasivo de la entropía y el riesgo activo del sabotaje; las sociedades de control actúan mediante máquinas de un tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo riesgo pasivo son las interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería y la inoculación de virus. No es solamente una evolución tecnológica, es una profunda mutación del capitalismo".
Gilles Deleuze. Post-scriptum sobre las sociedades del control.

sábado, 14 de febrero de 2015

El cantante comunista


Lo primero debería ser explicar que el título de esta entrada no se me ha ocurrido a mi, no tengo tan mal gusto, porque si viene de una reseña de El Mundo, "El cantante comunista que ya peina canas", además de rojo, viejo parecen querer decir. Victor Manuel reivindica la memoria histórica en sus conciertos, dice el artículo que se ha declarado varias veces votante de Izquierda Unida, por lo tanto hay motivo para el título y debe arder en el caldero de Satán. Puestos a abrazarse a la simpleza, yo hubiese elegido "El cantante asturiano esta fetén" algo de lo que presume, de asturiano, con orgullo. Todo esto viene a que anoche estuvimos, acompañados por una enorme muchachada, en el Barclaycard Center Palacio de Deportes para asistir a 50 años no es nada. donde el cantante repasa su trayectoria y su biografía sentimental rodeándose de unos invitados de lujo: Serrat, Aute, Milanés, Rosendo, Poveda, Sabina... Ahora, solo un amanecer después, me ha dado por ver que se cuenta en la prensa digital y la cosa es descorazonadora lo que me ha impulsado a escribir estas líneas como se decía antes, no pretendo hacer una crónica del concierto, más que nada porque no sería capaz, solo me  conozco las canciones que se conoce cualquier españolito.

Asi que haciendo una busqueda rápida me sobresalta la visión de El Mundo del que he tomado prestado el titulo, espero no me reclamen derechos. Abc no va tan lejos, se centra en los problemas de sonido. Víctor Manuel, foco de las quejas en su arranque en Madrid: "¡No se oye nada". El sonido fue un desastre en los primeros compases del concierto, en un sector del fondo superior no llegaba el sonido o lo hacia con eco, sus intensos silbidos lo atestiguan, pero tras unas pocas canciones parece que termino solucionándose, al menos volvió la calma y el mediocre sonido típico del recinto. Me fije en algo que nunca había visto, las dos baterías estaban tras sendas mamparas, me recordó, salvando las distancias, a 24 Hours Party People cuando unos jóvenes Joy Division entran en estudio a grabar su primer disco, el productor agarrado a la botella de Jack Daniels les hace subir la batería al tejado para conseguir el sonido deseado. Muy recomendable la peli, lo de la batería no sé que tal irá. El caso es que es muy malintecionado el titular porque el concierto fue muy exitoso, el artículo termina afirmando "Víctor Manuel, aparentemente ajeno al tumulto, ha seguido con el guión previsto para su actuación" que simplemente es falso, cuando se entero se disculpó y se comprometió a volver a repetir el principio, cosa que no hizo amago de hacer al final del concierto pero después de tres horas es comprensible. En el otro extremo el diario global siguiendo en su caída libre, se olvida de los importantes problemas mencionados, intolerables cuando uno piensa en el precio del concierto y se centra en deshacerse en halagos hacia el poderío de Victor. Siempre hay excepciones y suele venir de los medios serios aunque menos mayoritarios, en este caso El Diario, siguiendo con la tónica nos quedamos con el encabezamiento, "Víctor Manuel y su Armada Invencible pueden con todo" que elegantemente hace referencia a todo lo sucedido en el show.

Y tras este bonito y siempre instructivo repaso, nos quedamos con La Canción de la Esperanza, en la que sorprende ver a Rosendo sobre un escenario sin su guitarra, "no se puede hablar de rock sin hablar de Rosendo" dice cuando le presenta, me quedo con eso.




"Siempre había soñado que se irían de una vez
nunca había soñado con un Rey.
Es muy desigual esta partida de ajedrez
ellos tienen votos y el poder"

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